martes, 10 de marzo de 2015

El tiempo no existe, no en la forma que lo conciben los humanos - es una invención creada en el afán de controlarlo todo, es un acuerdo social en el mejor de los casos, pero aún con el objeto de tener control. El control tampoco existe, el concepto en sí es un absurdo; la única constante en el universo es el cambio, la evolución.

Partimos de un punto, un origen, que en realidad no lo es, sólo es el resultado de una serie de trayectorias previas que colisionan y forma una nueva trayectoria. De esta forma la nueva trayectoria comienza a trayectarse, comienza lo que es más bien una continuación; no tiene rumbo, no tiene objetivo, al menos no de manera independiente, son las circunstancias desde las que se sucede las que le van formando, definiendo, guiando, y radica en esto que sea único, que sea diferente y aún así parte del todo, igual al todo, producto del todo, pero a la vez único e irrepetible.

Somos espirales en expansión, creemos que tenemos ciclos, que tenemos un pulso, que damos vueltas en círculos, y sin embargo nunca volvemos a pasar por el mismo lugar, no es la misma piedra con la que tropezamos, pues desde que tropezamos la primera vez, incluso la piedra misma cambió. Estamos inevitablemente condenados a evolucionar.

Sin embargo seguimos usando relojes, seguimos tratando de explicar el universo en pizarras bidimensionales y con fórmulas creadas únicamente desde nuestra limitada perspectiva humana. No somos muy diferentes de aquellos que creían que la tierra era plana; seguimos celebrando el año nuevo, seguimos confiando en los números, seguimos comiendo hamburguesas, porque todo esto nos da una falsa sensación de seguridad, nos hace creer que estamos en control.

Si pudiéramos ver como las abejas, entenderíamos el cosmos de manera diferente; si pudiéramos navegar como los delfines y comunicarnos como los elefantes, comprenderíamos el espacio de manera diferente; si pudiéramos vibrar como los árboles, entenderíamos el tiempo de manera diferente. Pero no lo hacemos, no porque no podamos, sino porque creemos en el control, y de ahí hemos generado una adicción destructiva hacia un concepto tan incomprendido y mal interpretado como el tiempo: el poder.

Para entender lo que esperamos entender necesitamos primero dejar de ser lo que creemos que somos, dejarnos evolucionar hacia aquello de lo que siempre hemos formado parte: dejarnos llevar libremente por las espirales de proporciones áureas que dibujan la existencia.

Para entender el universo ni siquiera necesitamos ver a las estrellas nacer o morir como lo hacen las abejas, solo necesitamos Amar.

Me entiendes lo que quiero decir?!

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