José Jaime Valencia

El secreto para la locura (locura de la mala) es esperar diferentes resultados mientras se repiten los mismo procedimientos...

El secreto para alcanzar lo sueños radica en caminar nuevos caminos, caminos desconocidos, caminos oscuros, caminos peligrosos, sin dejar de sonreír...

Cuando tenía miedo a la oscuridad y lo enfrenté, descubrí que en realidad no era miedo a la oscuridad, sino miedo a lo desconocido... y supuse desde entonces que quizá esa es la verdadera raíz de todos los miedos; lo desconocido, romper el cascarón, salir de la zona de seguridad... arriesgar.

La consecuencia de ser libre y no someterse a ninguna ley ni mandato es vivir en la constante exposición hacia lo nuevo y lo desconocido... tal vez K tiene razón... las religiones y las sociedades son para la gente dependiente, la gente sin el valor para vivir consecuentemente y conscientemente libre.

Me gusta hacer cosas que hagan a mi estomago cosquillear, me gusta lo nuevo y en ello busco una rutina que me convenza libremente para elegirle como sueño, estrella polar y religión libertadora; me gusta la locura, la locura de la buena, la que me lleva a no pensar sino sentir, o más bien a hacer pensar a los sentimientos y sentir a los pensamientos; me gusta que no tengas miedo cuando miro fijamente a tus ojos, y cuando aceptas todo halago creyendo en él firmemente, me gusta tu libertad porque es igual a la mía a pesar de ser tan diferente... me gusta lo que me haces hacer, y me gusta esta necesidad de ser mejor, que a pesar de ser propia de mí, eres Tú quien la detona. Me gusta el reto de descifrarte, y cómo respondes con actitudes de dama a mis actitudes de caballero; me gusta tu paso firme, sin miedo al vuelo, pero consciente de que primero hay que caminar. Me gustan tus manos cuando tocan el piano, cuando tocan tus piernas, cuando se pierden en la noche oscura e interminable de tu cabello, me gustan tus manos cuando juegan cerca de las mías, y tus pies descalzos, como sueños de hadas. Me gusta cómo luchas por mí y después pretendes no tener prisa; me gusta tu interés por mis raíces y el respeto que tienes por las tuyas; me gusta escuchar la lluvia constante y fresca de tu lenguaje, y que con ese acento te hagas de mis palabras, de mi idioma, de mí...